jueves, 5 de julio de 2012

El sótano del primo Barto: El culto sangriento de los desfavorecidos

Debido a mi edad no viví en su época un supuesto debate que existió sobre Batman durante finales los ochenta. La discusión en concreto versaba sobre la propia definición de Batman, uno de los héroes más famosos del mundo del cómic. En concreto existían dos bandos, por un lado quienes vendían a Batman como el auténtico personaje y a Bruce Wayne como su máscara, los defensores de esta teoría esgrimían como principal prueba el cómic El regreso del señor de la noche, de Frank Miller, obra conocida por todos. El otro bando, menos numeroso, defendía que el ente real era Bruce Wayne, quien creaba una máscara ficticia con la figura de Batman, todo quedaba perfectamente claro en Batman: The Cult de Jim Starling y Bernie Wrightson, obra a la que ya dedicó tiempo Iván Sarnago en esta publicación. En resumen la duda era saber si el personaje era un mesías fascista que se ocultaba en un hombre normal, o si ese hombre normal se ocultaba en unas mallas al ser incapaz de enfrentarse a sus traumas.

Cuando me tocó enfrentarme a este dilema, tras la lectura de Batman: The Cult, varios años después de leer El regreso del señor de la noche, me decanté claramente por la teoría del hombre que se disfrazaba de murciélago por miedo a si mismo. Es evidente que las dos lecturas del personaje son igual de válidas y ofrecen la misma posibilidad de éxito, dependiendo siempre de la maestría del guionista. Pero para mí la lectura más humana de Batman es más seductora debido a que es mucho más poética y terrorífica. En la obra de Miller Batman es un guerrero de la Era Hiboria equipado con la última tecnología que no tiene más remedio que esconderse con una máscara de mundano. Por su parte, Starlin dibuja a un hombre roto tan incapaz de lidiar con sus problemas que de forma cobarde se inventa una enorme fantasía con la que excusar su imposibilidad de superar sus problemas con la violencia.

No cabe duda de que un héroe destrozado y con flaquezas siempre será más atractivo, al menos para un público que busque algo más que una explosión de violencia, algo que siempre está bien pero que de vez en cuando necesita un fondo mayor. Además, la visión de Bruce Wayne desarrollada en Batman: The Cult cuenta con otros aciertos que le permiten aparecer en esta sección, principalmente su atmósfera terrorífica, que va más allá del magnífico trabajo de Bernie Wrightson. Batman: The Cult cuenta la historia de una secta creada en el submundo de Gotham por el Diácono Blackfire, quien lidera a los vagabundos y desheredados de la ciudad en un horrible culto de sangre y violencia.

La historia ideada de Jim Starlin podría quedarse simplemente en esto, Batman luchando contra una especie de satanista que utiliza a los más desfavorecidos de Gotham como infantería. Pero Batman: The Cult va mucho más allá y coloca a Bruce Wayne, el auténtico protagonista del cómic, ante una lucha no solo física, sino mental y moral. La verdadera belleza de la obra la encontramos cuando el protagonista se enfrenta a un horror indescriptible y fracasa. Debido a esto, la primera mitad de la obra es la realmente interesante, en la que asistimos a la conversión de un Batman mentalmente débil que se convierte en una pieza más de un engranaje de sangre y vísceras. La segunda mitad de la obra es más clásica, con un Bruce Wayne mucho más heroico, que alejado del género de horror sigue siendo igual de disfrutable por los lectores. Batman: The Cult puede considerarse una mezcla entre el superhéroe más clásico y una visión realista cercana al Watchmen de Moore, en la que todo aquel que se esconda tras la máscara solo puede ser un perturbado mental o una persona con serios problemas mentales, siendo el Bruce Wayne de Starlin un ejemplo de la segunda categoría.


1 comentario:

  1. Estupenda reflexión... Me quedaría con la versión más realista de Nolan:

    Bruce Wayne, se disfraza de batman (como en la teoría que apoyaría The Cult), pero luego se ve abocado a "disfrazarse" también de Playboy millonario desenfadado. Esa sería la construcción psicológica más acertada. Aunque me guste la obra de Miller, no me gusta la idea de Batman disfrazado de ser humano. Batman se hace en un momento dado, por una tragedia, o al menos "nace" como idea confusa en la mente de Bruce, convertida en obsesión, pero Bruce siempre será un ser humano, traumatizado. La criatura nunca supera a la persona.

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