sábado, 1 de diciembre de 2012

Spain is pain #78: Morir matando.


“2007-2012. Tocados por Jesús” reza el lomo del último número de Adobo a modo de epitafio, y es que como en cualquier despedida de un ser querido, solo nos acordamos de las cosas buenas. En esta última entrega de este fanzine con estatuto de revista han conseguido editar un número antológico que marcara época no solo por el volumen del mismo, el equivalente a 4 ejemplares del fanzine regular, sino por la calidad de las historietas como los autores contenidos en sus páginas.

Esta despedida a lo grande, que no es un hasta luego, esta compuesta como un réquiem en dos actos en los que los autores echan el resto, un prologo y dos interludios: uno dedicado al intercambio de personajes entre los autores del fanzine y otro titulado: “apología del odio hacia el cómic español”. En conjunto el número es sencillamente apabullante, aunque en particular brilla la sentida crítica al mundo del cómic y por extensión hacia ellos mismos. Pero también cabe destacar los autores que componen el prólogo que participan a modo de Jorge Parras, Joan Cornellá, José Tomás, Miguel Noguera o Paco Sordo entre otros que constatan algo que Adobo lleva afirmando durante los últimos 5 años: que son lo que El jueves, revista que se autoconstituido como guardiana del humor, ha deseado ser en este lustro; y de ahí la aparición por sorpresa (LOL) de un suplemento titulado “el gas de la risa” dentro de la longeva innovación.

Adobo se inscribe dentro de esta corriente de autores que, a pesar de pertenecer a este ámbito, critican abiertamente el establishment nacional lo cual se manifiesta en el interludio de “odio al cómic español” el cual forma un díptico totalmente involuntario con Genio y Figura del valenciano José Tomás. Una de las mejores obras publicadas este año, y que en definitiva son una sátira de los slice of life autobiográficos que tanta repercusión tienen dentro de la industria.

Lo mejor de todo es la forma en la que Adobo se despide, con un último número inmenso en el que los habituales se han volcado y se han vaciado. Lo dejan cuando están arriba habiéndose convertido en una de los títulos de cabecera del cómic nacional, avaladas por las numerosas nominaciones del Ficomic, pero lo hacen con la sensación de lo que estos autores nos pueden ofrecer en el futuro.
Solo me queda recomendar que os hagáis con este último número de Adobo, no solo porque se trata de un título imprescindible sino porque con el tiempo será un monumento a una forma de entender el cómic apartado de una industria cultural que se apoya en exceso en la estrella y poco de la nueva cantera. 

                                                                                                                                          @Mr_Miquelpg

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