Enrique
Sánchez Abulí y Jordi Bernet son quizás la pareja más representativa del cómic
nacional. No solo por lo carismático de sus personajes, entre los que destaca,
por encima de todos, Luca Torelli, el despiadado asesino que protagoniza Torpedo. Si no por la capacidad de redescubrirnos
un paisaje narrativo basado en los lugares comunes de la América profunda de la
primera mitad del siglo XX. Sin olvidarnos que entre sus creaciones nos encontramos con algunos de
los mejores relatos del género negro de los últimos 30 años.
Con ese
trasfondo árido, racista y crudo de una sociedad que está a punto de dar un
salto social y cultural que le cambiará la faz para siempre, nos llega la
reedición de Ab Irato (EDT, 2013) una
reedición en blanco y negro de la misma obra que se publicó en la revista Totem durante el año 1989, más
concretamente de manera seriada del número 33 al 38 de la revista. Esta fue
publicada en formato álbum en 1993 por Glénat.
La historia
narrada en esta obra es sencilla Abby casada con un hombre mucho mayor que ella
planea la muerte de este con la ayuda de Tom, un exboxeador, y su amigo, un
chico joven con discapacidad psíquica. La historia planteada tal cual parece la
típica historia en la que una mujer fatal utiliza a un pobre muerto de hambre
para matar a su marido y luego dejarlo de lado. De hecho se trata de algo más
complejo, es un retrato de una sociedad sureña muy anclada en los estereotipos
y arquetipos basados en la economía esclavista que define a las culturas del
sur de estadounidenses de la primera mitad de siglo.
El cronotopo
sureño viene definido principalmente por la figura de un hombre de mediana edad
o de edad avanzada que basa su estatus social en una posición alta con una
visión racialmente estratificada de las relaciones humanas. Por un lado tenemos
al marido, un hombre mayor de edad enclaustrado en su casa y “atado” a una
silla de ruedas. A pesar de esa situación poco privilegiada hace de su mundo es
el amo de un microuniverso dominado por afroamericanos, evidentemente todos por
debajo de él. Su poder se extiende también en el control y exposición de una
sociedad androcéntrica en la que “posee” a un joven negro a modo de semental
con la única función de hacerle representar sus fantasía sexuales con su mujer
y este hombre como protagonista. También aparecen un par de policías: uno, un
simple siervo de una justicia podrida que defiendo únicamente al blanco rico y
otro con una disfunción mental que le hace ver a todo el mundo desnudo: hombres
y mujeres.
En
esa dinámica bipolar en la descripción de personajes aparece Tom y su compañero,
encarnando la figura del pobre bueno, y también un poco tonto que se deja
llevar por sus instintos. Y como no Abbigail una femme fatale que es el
desencadenante de toda la situación, la única mujer blanca que aparece en el
relato y sobre la cual se centran todas las pasiones.
A todo
esto hay que sumarle la reedición en blanco y negro que dista mucho de la
anterior edición en color. Ahora el relato es desesperadamente crudo, mucho más
oscuro y sucio. El resultado es excelente y Enrique Sánchez Abulí y Jordi Bernet cumplen
con todas las expectativas puestas en el texto.
@Mr_Miquelpg
@Mr_Miquelpg
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