sábado, 2 de marzo de 2013

Spain is Pain #91: Las siete vidas del supergrupo.



Hace unos meses ya hablamos desde aquí de la vuelta del grupo de superhéroes patrios más queridos por los lectores. Este proyecto es un loable intento de remozar una idea que triunfo hace treinta años. Si bien se trata de una formula con la que las editoriales norteamericanas de superhéroes tratan no solo de reinventar a los personajes sino que también de ir abrazando más y más público de todas las edades, muchas veces sin tener en cuenta la calidad de sus títulos y sin dejar de jactarse de ello.

Así pues, nos encontramos con que aquel grupo de superhéroes venidos a menos, que acompañaron a SuperLópez durante un par de aventuras en los años ochenta, vuelven en: El supergrupo. El superretorno (EDT, 2012) de F. Pérez Navarro y Nacho Fernández. En este título nos encontramos con las constantes que definieron ciertos aspectos de un “vocabulario” gráfico que marcaba las pautas de toda la producción Bruguera del momento. En primer lugar, acentuar de manera prominente la parodia como forma de narración que guía, no solo los diálogos, sino que también movía ficha en torno al aspecto visual del cómic. El supergrupo, era y es un cómic, que buscaba hacer una parodia de los grupos de superhéroes, de personajes egocéntricos que intentan, más que salvar a la humanidad competir a ver quién de ellos tiene es más popular o más fuerte, algo que se hace patente en este superretorno.

Pero la parodia no solo se lleva al ámbito de una crítica de lo ficcional, y esta es otra de las características de este estilo, sino que lo lleva al mundo de lo real y lo cotidiano. Por ejemplo, al principio del cómic aparecen unos villanos con un cañón de rayos que convierte a todo el mundo en políticos, cuando la ciudad todavía está padeciendo la plaga de tertulianos televisivos, o cuando simplemente aparece Cristiano Ronaldo presentándose a sí mismo como un superhéroe. Se plantea de manera sencilla sin llegar al simplismo, pero hay que recordar de que se trata de un cómic hecho para entretener al personal y la crítica contextual contemporánea ha de moverse a un nivel muy básico, sino con el tiempo los chistes pueden caer en desuso. Sin embargo, subyace de todo una crítica mucho más dura, la una chica del grupo es siempre ignorada en las peleas, en las decisiones y siempre sorprende cuando hace algo porque parece que nadie espera nada de ella, en ese aspecto parece que la sociedad española no ha cambiado mucho, algo que los autores captan de una manera muy visual.

Por otro lado está la crítica a la industria al cómic de superhéroes con la aparición de un sosias de Lobezno, claro y sencillo cuantas colecciones tiene este, cuantos proyectos: muchos. Cuantos esta dispuestos a abandonar, ninguno. Está claro que el lector de cómics de superhéroes está un poco harto de esa idiosincrasia editorial.
Una de las grandes dudas era saber cómo iba a funcionar esta historia sin Jan que definió el estilo gráfico de estos personajes dotándoles de una estética que a día de hoy seguía viva en el imaginario colectivo. Y la cuestión es que el título funciona bien, si bien dicen por ahí Nacho no es Jan ni Stan Sakai, pero no debemos de dudar de los lápices de un autor que lleva muchas patadas dadas en esto de la parodia (y en otras lides también) y que siendo sinceros, es uno de los mejores en esto, también tenemos que tener en cuenta que las expectativas estaban puestas muy altas y que afrontar un proyecto como este era y es muy difícil. A mí como primer round de reencuentro me ha satisfecho aunque me ha sabido a poco, por corto, y en ocasiones me ha recordado a Mystery Men la película de Kinka Usher. Lo dicho, el supergrupo ha vuelto, larga vida al supergrupo. 

PD: (Creo que nunca antes había escrito la palabra super tantas veces, lo siento 'sic')

                                                                                                                                          @Mr_Miquelpg

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